El desarrollo comercial de una ciudad debe ir de la mano del desarrollo cultural y de la protección al patrimonio histórico y natural.  Una gestión urbana responsable debe asegurar la permanencia de los valores con los que quiere ser identificada cada comunidad. Un proyecto de protección del usuario debe contemplar la promoción comercial basada en la calidad de los productos y servicios, y no en el tamaño y color de sus letreros. En un proyecto de rotulación de publicidad exterior se asegura un crecimiento ordenado y descifrable de los valores culturales y comerciales de una ciudad. Así se reafirma la permanencia de la identidad común sobre cualquier sistema comercial.